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miércoles, 16 de enero de 2013

Segovia

¡Hola chicas! Ya estamos de nuevo en marcha después de estos días de descanso que hemos tenido durante las Navidades. Espero que todas hayáis empezado el 2013 con mucho ánimo. Yo he tenido la oportunidad de comenzar el año visitando Segovia.


La visita comienza aquí, en el punto más bajo visible del Acueducto de Segovia. Es una ciudad de Castilla y León de antigua historia. Esta magnífica construcción y otros muchos vestigios de la misma época confirman unas remotas raíces celtibéricas.



La ausencia de resto arqueológicos musulmanes y la existencia de conjuntos románicos apoyan la tesis de los historiadores que sostienen que la ciudad fue abandonada tras la invasión islámica y más tarde repoblada por cristianos. Familias aristocráticas y fabricantes de paños compitieron a lo largo de los siglos XVI y XVII en la construcción de palacios urbanos a los que daban prestancia patios y jardines de líneas renacentistas y barrocas.




Al incontenible empobrecimiento de Segovia en el siglo XIX, en el que sufrió ocupaciones francesas y carlistas, se debe en buena medida el que esta ciudad, una de las que mejor ha sabido guardar la esencia de Castilla, haya llegado hasta nosotros con su belleza apenas alterada.




Único y magnífico, el Acueducto de Segovia es una de las más soberbias obras que los romanos dejaron repartidas por su vasto imperio. Fue construido para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra y es símbolo heráldico de la ciudad.




Que el Acueducto no tenga una datación de construcción exacta no impide que encabece la clasificación de mejores obras de ingeniería civil en España. Sus 167 arcos de piedra granítica del Guadarrama están constituidos por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas. Es una obra extraordinaria, en la que la utilidad convive con la armonía y la belleza, que ha prestado servicio a la ciudad hasta fechas recientes. Es asombroso, pero a través de los siglos, apenas ha sufrido modificaciones.


La Plaza Mayor está enmarcada por los bellos pináculos del ábside de la Catedral. De estilo gótico tardío, comenzó a construirse en 1525, con la colaboración desinteresada de los segovianos. Merecen una observación pausada las vidrieras, el Retablo Mayor dedicado a Ntra. Sra. de la Paz, la sillería del coro, los bellos órganos barrocos, la rejería o el trascoro neoclásico que guarda la urna con las reliquias de San Frutos. El Archivo Catedralicio conserva más de 500 incunables, entre ellos el Sinodal de Aguilafuente, ¡primer libro impreso en España!


La situación del Alcázar de Segovia, sobre una roca labrada por los ríos Eresma y Clamores, indica el origen militar de esta fortaleza.


 El testimonio más antiguo de la existencia del Alcázar de Segovia es un documento de 1122, que menciona la fortaleza como un castro sobre el Eresma. No obstante, es muy probable que la fortificación existiese en tiempos más remotos, quizá desde la dominación romana, pues en recientes excavaciones se han encontrado sillares de granito análogos a los del Acueducto. En la Edad Media, el Alcázar se convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla y no es de extrañar, ya que es un palacio de gran belleza.



Desde los puntos más altos de la ciudad pude disfrutar de paisajes montañosos espectaculares, de los cuales destaco "La Mujer Muerta". Se trata de una alineación montañosa perteneciente a la Sierra de Guadarrama. Algunas leyendas intentan explicar este nombre: se dice que esas montañas son el resultado de la transformación que experimentó el cuerpo de una doncella que murió del mal de amores cuando su caballero partió a la guerra, olvidando cumplir la promesa de volver junto a ella. De ahí que desde la llanura segoviana podamos ver una mujer tumbada, dormida o muerta, cubierta por un velo y con los brazos entrecruzados. ¿Mucha imaginación?


En mi día de excursión decidí llevar una ropa súper cómoda con la que pasear por la ciudad. Aunque tuve la suerte de disfrutar del sol que lució, en Segovia... en invierno... ¡hace frío! Así que para resguardarme del mismo, qué mejor que mi sombrero verde a conjunto con el abrigo de paño. (Sombrero: El Corte Inglés; abrigo: Junco en calle Augusto Figueroa de Madrid).




Me cubrí la garganta con un cuello de punto de lana blanca y adorné mi escote con un largo colgante en forma de mariposa tejida. (Cuello: El Corte Inglés; colgante: Bijou Brigitte).
El resto del look, un básico: camiseta de manga larga en color verde botella, pantalones vaqueros y botas negras de tacón medio, comodísimas; no olvidéis que Segovia también tiene calles adoquinadas... ¡como para llevar tacón de aguja! (Camiseta y botas: Miracle; pantalón: Bershka).







El anillo y los pendientes, simples y con la elegancia de las perlas encastadas en plata, son creaciones mías. (Pendientes y anillo: TPA; guantes: Carrefour; bolso: AG).



¡Animáos a visitar Segovia! Descubriréis entre sus calles el puro encanto de Castilla.

¡Hasta el siguiente post, chicas!


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